Descubre Lanzarote y su buen tiempo

by Antuan G. Wish en Francais

El trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta las afueras de Arrecife dura 35 minutos. Seis kilómetros en la Carretera de cuatro carriles a través de un paisaje suburbano, que deja la cuestión abierta, ahora se rompe o se construye aquí. Luego el camino lleva a complejos de apartamentos blancos, almacenes, gasolineras, para finalmente terminar en el caos de los callejones de la capital.

¿Qué ha hecho que la pequeña isla frente a las costas de África sea tan popular, especialmente entre los ingleses, alemanes y escandinavos en estos veinte años, pero especialmente en los últimos años, que ahora amenaza con asfixiarse con su propio éxito? La popularidad tiene que ver, por supuesto, con las montañas volcánicas, pero también con la luz, las playas, el Mirador del Rio y el anhelo por la vida sencilla de los campesinos, como se muestra al extranjero aquí en el campo.

Lejos del vapor de gasolina de las carreteras asfaltadas, se puede observar un paisaje de contrastes: montañas volcánicas quemadas de color marrón rojizo en el Parque Nacional de Timanfaya, acantilados negros en la costa de Los Hervideros, playas blancas en la Punta de Papagayo y costa azul-negra en Janubio, palmeras en Haria, higueras cerca de La Geria. El tiempo en Lanzarote suele ser espectacular, pero también hay otras cosas: ruinas de edificios, objetos especulativos y monumentos de políticos ambiciosos y corredores codiciosos. Cada vez se construyeron más apartamentos, mejores carreteras, a tal ritmo que la isla perdió su equilibrio ecológico y sobre todo estético.

Sin embargo, Lanzarote debe ejercer una atracción muy especial. Mientras que en 1971, por ejemplo, se contaron 9707 alemanes y 3448 ingleses en el aeropuerto, el anuario de la oficina de turismo del año pasado muestra 278.246 ingleses y 182.391 alemanes que llegan en avión. Entre 1979 y mayo de 1989, más de tres millones de turistas visitaron la isla, uno de cada tres provenía de Alemania.

A estos huéspedes hay que añadir cientos de miles de excursionistas procedentes de Gran Canaria y Tenerife, así como excursionistas de cruceros. Los políticos de Lanzarote han elegido los millones y contra la isla. Prefieren un tesoro completo a un hogar seguro.

Algunos turistas admiten que su afecto por la isla se ha convertido en una manía, una obsesión. Pero también admiten que están contentos de poder dejar Lanzarote una y otra vez para mantener su amor sentimental por la belleza áspera. Pero los que viven aquí constantemente, los pensionistas y los que se han ido, los propietarios de segundas residencias y los esotéricos, los que comparten la responsabilidad del crecimiento desenfrenado, comienzan a lamentarse.